Crónica de la Convocatoria Ni Una Menos en la Plaza de los Congresos.

Semanas de trabajo, de reflexión, discusiones, encuentros y re-significaciones nos llevaron a participar de la Convocatoria #NiUnaMenos. El punto de encuentro entre todos era la puerta del Cine Goumont. Solo uno pudo llegar y avisar al resto que nos juntáramos fuera de la plaza. Desplazarse se hacía difícil para un grupo de quince personas, entre residentes en tratamiento y coordinadores -Casa de tratamientos ambulatorios de Belgrano-.

La Plaza estaba repleta, más de 200 mil personas. Es que muchos salimos a decir “Basta”, “Si te pega, no te quiere", “No me silbes, no soy perro”, “Mi cuerpo es mío. No se toca. No se viola. No se mata”, “Educar es formar personas aptas para gobernarse a sí mismas y no para ser gobernadas por otros”2. Salimos a decirles a miles de mujeres que sufren la violencia en sus casas, en la calle, en el trabajo “No están solas. Si tocan a una, tocan a todas"3.

Las consignas y las agrupaciones políticas eran varias, pero se veía una gran cantidad de personas autoconvocadas, con hijos pequeños, con hijos adolescentes, muchas personas que salieron del trabajo y fueron directo a la concentración. Sobre todas las cosas había jóvenes, hombres y mujeres jóvenes, dispuestos a construir y transformar a una cultura machista que somete y piensa a la mujer como objeto de consumo y no como una persona autónoma. Pensar el femicidio como el síntoma de una sociedad violenta y machista nos va a permitir encontrar la causa más allá del suceso. Podemos comenzar a buscar respuestas en la cultura, en nuestros consumos como mujeres y hombres, en nuestra idea de éxito, en nuestros medios de comunicación y en nuestra educación.

Porque “Aunque la gran mayoría de las mujeres que recordamos aquí fueron asesinadas por hombres de su círculo íntimo, el femicidio no es un asunto privado, es producto de una violencia social y cultural que los discursos públicos y de los medios vuelven legítima, cada vez que alguien le dice puta a una mujer porque ejerce su sexualidad libremente, cada vez que alguien la juzga por las medidas de su cuerpo, cada vez que alguien la mira con sospecha porque no quiere tener hijos, cada vez que alguien pretende reducirla simplemente al lugar de la buena esposa o la buena madre, destinada a un varón.”4

ESTAR DESPIERTO Nro 3. Revista barrial de El Reparo CT